Page 41 - REVISTA HISPANO #45_B18_Digital
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“                                              las nuestras, obviamente nunca íbamos a mejorar. No nos


                                                                                                     CUENTOS




                                                                tenían que privar de eso, tenían que mostrárnoslo, esa era
                  Ahora, soy consciente de
                                                                la solución.
                  a lo que nos condenaron
                                                                Unos minutos después, las noticias nacionales comunica-
                  los anticuados esos,
                                                                desconectaron a todos del deflector e hicieron un ligero in-
                  nos dividieron en dos,
                                                                tercambio. Dado que nos arrebataron nuestras emociones
                  una parte de nosotros                         ron que un grupo de rebeldes revocaron al gobierno, nos
                                                                durante tantos años, iban a ser deflectados como castigo, y,
                                                                a diferencia de nosotros, su tortura iba a ser sentir.
                  que fue privada de
                  sentir, y la otra con                         Años más tarde, no somos recordados como la generación
                                                                de cristal. Ahora somos más fuertes, ya somos conscientes
                  la oportunidad de                             de nuestras emociones y de saber vivir con ellas.

                  experimentar esas                                                 POR: NICOLÁS MEJÍA CAICEDO
                  emociones y aprender                                                Colegio Hispanoamericano, Cali - 10 A

                  de ellas.               ”





            Está pasando algo extraño, no me he desaparecido, hay un
            montón de destellos intermitentes que no provienen de los
            tornados. En cada destello se reflejan siluetas de cuerpos
            inmóviles dentro de las nubes, todos los tornados se disper-
            san, y ya no queda nada más que siluetas. “¡Lo logramos, el
            deflector está desconectado!”, dijo una voz a lo lejos antes
            de desmayarme.

            Estoy tumbado en la calle, veo a todos igual, supongo que
            cruzamos el límite. Doy unos cuantos pasos y me detengo.
            Escucho una frase retumbando en mis oídos, no entiendo:
            Como que está desconectado. Justo después, recuerdo de
            golpe todas las veces que he estado en el deflector, recuer-
            do las nubes, los tornados, el contagio de colores. Me tiro
            en el piso y rompo en llanto, es la primera vez que experi-
            mento una emoción, o más bien, todas las que sentí, pero
            nunca recordé. Después de unos minutos, me doy cuenta
            de que siempre he estado equivocado, la solución nunca
            fue poder expresarme en el momento que nos dé la gana.
            Todas las veces que fui deflectado lo supe, vi cómo las emo-
            ciones podían influir en los demás, llevo años sabiéndolo.
            Pero también llevo años viviendo sin saberlo, sin sentir
            una emoción. Ahora, soy consciente de que los anticuados
            esos nos condenaron, nos dividieron en dos, una parte de
            nosotros fue privada de sentir, y la otra tuvo la oportunidad
            de experimentar esas emociones y aprender de ellas. Sin
            recordar las consecuencias de no saber cómo estabilizar





                                                                                 FUNDACIÓN HISPANOAMERICANA   41
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