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“ las nuestras, obviamente nunca íbamos a mejorar. No nos
CUENTOS
tenían que privar de eso, tenían que mostrárnoslo, esa era
Ahora, soy consciente de
la solución.
a lo que nos condenaron
Unos minutos después, las noticias nacionales comunica-
los anticuados esos,
desconectaron a todos del deflector e hicieron un ligero in-
nos dividieron en dos,
tercambio. Dado que nos arrebataron nuestras emociones
una parte de nosotros ron que un grupo de rebeldes revocaron al gobierno, nos
durante tantos años, iban a ser deflectados como castigo, y,
a diferencia de nosotros, su tortura iba a ser sentir.
que fue privada de
sentir, y la otra con Años más tarde, no somos recordados como la generación
de cristal. Ahora somos más fuertes, ya somos conscientes
la oportunidad de de nuestras emociones y de saber vivir con ellas.
experimentar esas POR: NICOLÁS MEJÍA CAICEDO
emociones y aprender Colegio Hispanoamericano, Cali - 10 A
de ellas. ”
Está pasando algo extraño, no me he desaparecido, hay un
montón de destellos intermitentes que no provienen de los
tornados. En cada destello se reflejan siluetas de cuerpos
inmóviles dentro de las nubes, todos los tornados se disper-
san, y ya no queda nada más que siluetas. “¡Lo logramos, el
deflector está desconectado!”, dijo una voz a lo lejos antes
de desmayarme.
Estoy tumbado en la calle, veo a todos igual, supongo que
cruzamos el límite. Doy unos cuantos pasos y me detengo.
Escucho una frase retumbando en mis oídos, no entiendo:
Como que está desconectado. Justo después, recuerdo de
golpe todas las veces que he estado en el deflector, recuer-
do las nubes, los tornados, el contagio de colores. Me tiro
en el piso y rompo en llanto, es la primera vez que experi-
mento una emoción, o más bien, todas las que sentí, pero
nunca recordé. Después de unos minutos, me doy cuenta
de que siempre he estado equivocado, la solución nunca
fue poder expresarme en el momento que nos dé la gana.
Todas las veces que fui deflectado lo supe, vi cómo las emo-
ciones podían influir en los demás, llevo años sabiéndolo.
Pero también llevo años viviendo sin saberlo, sin sentir
una emoción. Ahora, soy consciente de que los anticuados
esos nos condenaron, nos dividieron en dos, una parte de
nosotros fue privada de sentir, y la otra tuvo la oportunidad
de experimentar esas emociones y aprender de ellas. Sin
recordar las consecuencias de no saber cómo estabilizar
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