Page 39 - REVISTA HISPANO #45_B18_Digital
P. 39
CUENTOS
¡Qué maravilloso invento! Evitar la ley natural de ac-
ción-reacción, ¿hay algo más hipócrita que eso?, ¿por qué
no desahogarnos cuando nos plazca y como nos plazca?
Acabo de salir del consultorio de la doctora Laura, mi psi- Desde que tengo
cóloga, quien me ha acompañado durante cinco años. Des- memoria, mis
de que tengo memoria, mis problemas de autoestima han
afectado demasiado en cómo me veo a mí mismo. Me hacen problemas de
sentir insignificante, he llorado horas en secreto para que autoestima han
nadie me juzgara por hacerlo. Hay veces que esa tristeza
empieza a convertirse en impotencia, en rabia. Muchas afectado demasiado
veces he intentado explotar, gritarles a todos sin importar en cómo me veo a
lo que crean, pero claro, nunca he podido hacerlo. Ahora, mi mismo. Me hacen
estoy caminando por las calles fantasma de Solul, solo hay
unos pocos “neutrales” caminando alrededor. La mayoría sentir insignificante,
son simples cuerpos flotantes con la mirada perdida, aque- he llorado horas en
llos son los que supuestamente presentan un potencial de
riesgo por el estado de sus emociones, los llaman “los des- secreto para que
bordados”; cuando se sobrepasa la cantidad permitida de nadie me juzgara
una emoción, nos desconectan neuralmente y trasladan
nuestra mente al deflector (dispositivo que desvía flujos de por hacerlo.
energía para proteger ciertas áreas), donde los desborda-
dos se desahogan, obligados a neutralizar su sentir para
poder retornar a sus cuerpos.
Contenerse ha sido un reto difícil, sobre todo después de la
nefasta noticia que el presidente nos lanzó como una bom-
ba: “Queda totalmente prohibido ejercer la psicología para
terapias ridículas y, del mismo modo, la asistencia a escon-
didas de la misma será violentamente sancionada”. Solo
eso faltaba, nos tenían que arrebatar nuestro último polo a
tierra para evitar ser deflectados. Desafortunadamente, el
objetivo de las terapias psicológicas se había transformado
en un propósito forzado de ocultar las emociones para no
sobrepasar el límite, y hasta eso nos arrebataron.
Ya se cumplen dos semanas que no puedo visitar a Laura,
me estoy desesperando, y como era de saberse, no soy el
único. Hoy en la mañana anunciaron que más del setenta
por ciento de la población ha incrementado sus deflexio-
nes en estos últimos días, lo cual para todos resulta extraño,
ya que nadie ha experimentado nunca cómo es estar en el
deflector. Sabemos que en algún punto hemos estado cerca
del límite, pero nadie realmente lo recuerda. Nos arrebatan
nuestras emociones, o bueno, nos dejan conservarlas, pero
sin poder recordarlo, que es exactamente lo mismo. Siento
como si me desmayara, se me nubla la vista, mi tempera-
tura aumenta, siento una rabia catastrófica circulando por
mi cuerpo, ¡No aguanto más, deseo hacer lo que se me ven-
ga en gana! ¡¿A quién diablos le importa?!
FUNDACIÓN HISPANOAMERICANA 39

