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CUENTOS


            Pablo cogió una silla, encendió una vela y comenzó a contar   —Ayúdame —dijo Martín en voz baja.
            la historia:
                                                                Al voltearlo, Pablo quedó horrorizado: Martín tenía la cara
            La historia comenzaba con el Dr. Malcolm Carter, un ciruja-  cortada y cosida, una sonrisa forzada sostenida por grapas
            no reconocido, pero su obsesión por la perfección lo llevó por   y  la  cara llena  de  sangre.  Pablo retrocedió, mientras que
            un sendero oscuro, experimentaba con técnicas quirúrgicas   Martín avanzaba lentamente con la mano extendida para
            extremas en su cabaña, lejos de la vista de la sociedad. Los   agarrar a Pablo, y al intentarlo, cayó al suelo. Pablo comen-
            rumores de pacientes desaparecidos se multiplicaban, pero   zó a correr buscando la salida, pero cada camino lo enviaba
            nadie podía probar nada.                            al mismo lugar, era como un laberinto de maíz, en el que te
                                                                pierdes y no sabes a dónde ir o qué camino tomar.
            Una noche, una joven llamada Emily llegó a su puerta, bus-
            cando una cirugía plástica radical. A medida que iba desper-  En un momento, Pablo escuchó los gritos de Sofía, desespe-
            tando de la anestesia, se vio atada a una mesa de operacio-  rada pidiendo ayuda, él intentó averiguar de dónde venían
            nes, rodeada de instrumentos siniestros. El cirujano sonreía   los gritos, y, de repente, escuchó un ruido en una esquina
            con una tranquilidad perturbadora.                  oscura, y esperaba que apareciera Sofía, pero en vez de eso
                                                                apareció un charco de sangre y alguien lanzaba hacía él las
            Sin embargo, la verdadera sorpresa llegó cuando la Policía   partes de Sofía. Pablo intentó correr otra vez, pero alguien le
            irrumpió en la mansión semanas después. Encontraron las   lanzó un dardo tranquilizante y terminó noqueado.
            catacumbas bajo la cabaña, llenas de cuerpos mutilados y
            rostros desconocidos. El Dr. Carter nunca fue capturado; al-  Despertó desnudo, enrollado y atado con cinta adhesiva a
            gunos dicen que continúa su trabajo en la oscuridad, un ci-  una mesa de operaciones. Miró a su alrededor, esperando ver
            rujano maniático que busca la perfección a cualquier costo.  algo que lo ayudara. En ese momento se encendió un gramó-

            De repente, se oían los gritos de una chica, gritos que cada
            vez eran más inquietantes y desesperados a medida que
            seguía la historia. Al terminar, se oyó un profundo silencio
            inquietante que llenaba la casa.

              —Deberíamos irnos de aquí —sugirió Sofía
                con una voz incómoda.

              —Sí, buena idea —dijo Pablo, levantán-
                dose rápidamente.
            Los chicos dejaron el libro en donde lo
            encontraron, y al momento de irse, se
            dieron cuenta de que Martín había des-
            aparecido. Los chicos comenzaron a lla-
            marlo para que apareciera, pero nada;
            después lo buscaron por la casa a ver si
            lo encontraban.

            Pablo comenzó a hartarse y empezó a
            amenazar a Martín de que si se trataba de
            una broma, le rompería la cara. En mitad
            de su habladera, vio una figura humana
            en  un  rincón:  ¡Era  Martín!  Pablo  corrió
            hacia él para llevárselo, pero cuando ya
            estaba a su lado, Martín comenzó a balbu-
            cear cosas, pero Pablo no entendió lo que de-
            cía hasta que se acercó más.




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